martes, 16 de febrero de 2010

"Cañones de infelicidad"


Hace un tiempo vi, por casualidades de la vida, un video de un conocido. (http://www.youtube.com/alconero#p/u/2/Pt-HDDNs1gY)

Se disponía a cantar un rap, que había compuesto él mismo, pero antes decidió dedicar unas sabias palabras a su público, dando así una bella lección para que los allí presentes la pusieran en práctica en su día a día. Lo que el joven dijo fue lo siguiente:


“Un profesor que tuve, denominaba a las personas incrédulas como “cañones de infelicidad”. Rápidamente me di cuenta de que yo también suelo desconfiar bastante de las palabras e intenciones de mis novias, de mis amigos, de mi familia… de todos en general, y me di cuenta de que eso me hacia más infeliz. Por lo tanto, desde ese día soy un crédulo completo y creo que todos deberíamos ser unos crédulos completos por lo siguiente: porque cuando tú confías en alguien, te estás anticipando a que saque lo mejor de si mismo y sea sincero. Esa es la conclusión a la que yo llegue. No se puede vivir a la defensiva. Tienes que salir al terreno de juego a jugar el partido aunque te vayan a meter algún gol.”


Creo que las palabras de éste joven son de lo más sabias en su sencillez; sabias porque en muy pocas palabras dicen mucho, “cuando tú confías en alguien, te estás anticipando a que saque lo mejor de si mismo y sea sincero”.


Hay ocasiones en las que sabemos que vamos a fallar, que estamos metiendo la mata, hasta al fondo, pero como dice mi amigo, hay que ser valiente y salir a jugar ese partido a pesar de la goleada que sabes que te pueden llegar a meter. Realmente, ¿merece la pena arriesgar tanto por un solo partido? Sé que habrá gran diversidad de opiniones ante semejante cuestión.

Creo que en ocasiones es mejor meter la pata y aprender del error cometido, y seguir adelante, aun con la pierna rota, que quedarte en casa sentadita sin haber jugado el partido de tu vida. La pierna se curará algún día y podrá volver a andar; sin embargo, quedarte sin haberlo intentado te reconcomerá siempre.

Porque al fin y al cabo la vida es eso, no es ni más ni menos que un partido de fútbol. Te has entrenado, lo has preparado con todo tu esfuerzo, pero hasta que no sales al campo, no sabes lo que te deparan esos 90 minutos.

Hay infinidad de cosas que no están en nuestras manos, que no podemos controlar el curso que llevan, pero lo que sí podemos es ir por la vida con confianza y sinceridad, sin escudos ni corazas, aunque sea peligroso y nos puedan lanzar alguna flecha cuando estemos desprevenidos. Si vamos con corazas nos perdemos, sin conocer a los de nuestro alrededor, sin descubrir la vida; en cambio, cuando vamos con el pecho al descubierto, sin ningún tipo de blasón, permitimos que los demás sean realmente como son, que se nos descubran con sus defectos, pero también con sus virtudes y con las cosas que les hacen ser verdaderamente únicos y especiales.

Puede parecer utópico, pero propongo que por un tiempo nos desabrochemos la armadura, para mostrarnos tal y como somos y tengamos el vigor suficiente para obrar con sencillez y acorde con lo que nos dicta lo más hondo de nuestro ser. Solo por un tiempo, y veamos que tal nos va.
Sinceramente, creo que la respuesta a la pregunta de antes, sobre si merece la pena arriesgarlo todo por un partido, cambia cuando en vez de un partido, la cosa se trata del partido. Ahora, cada cual verá cual es el partido de su vida, y ¡a empezar a jugar!.

Así que como dice mi amigo, ¡seamos un poco más crédulos!

2 comentarios:

  1. precioso!! esto me recuerda a una frase de Shirley Hufstedler: "si no quieres correr riesgos en la vida, ya has decidido que no deseas crecer" y yo quiero ser tan alta como la lunaaa... :D

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  2. esta muy chulo maja y es lo q siempre te digo yo asi q ya sabes a correr riesgos

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